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Les hestories pequeñes son les úniques que pues lleer milenta vegaes...

jueves, abril 19

"Mirada de Serpiente" Parte III

Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído.




-Mi madre sí es alemana, pero sabes tan bien como yo que mi padre no.- La voz de Derek había cambiado totalmente de ser agradable y alegre a ser seria, fúnebre y acompañada de una mueca casi inmóvil pero que transmitía una gran frialdad.


Adriana sonrió de oreja a oreja, aunque me pareció una sonrisa falsa.


-¡Es verdad!, que tu eres mitad asturiano y hay que reconocértelo.- Adriana río tras decir esto y acarició el cabello de Derek, este le respondió con un beso en la mejilla.


En ese momento me sentí un poco incómodo, hasta entonces nunca me había dado cuenta cómo es estar enfrente de una pareja cuando se ponen cariñosos. Yo le di un beso a Adelaida, fue un impulso, algo así como una rabieta de niño de cuatro años del tipo “lo que veo lo quiero”.


Se oyó por detrás el golpe de una copa de cristal al apoyarse sobre una bandeja metálica, Derek le hizo una señal al camarero para que se dirigiese hacia nosotros. El hombre, un hombre muy bajito, delgado, y con una fina capa de pelo grisáceo prácticamente blanco caminó hacia nuestra mesa y, al llegar, dejó la bandeja sobre un macetero. Dio un suspiro de cansancio bastante exagerado y apoyó los puños sobre nuestra mesa, sonrió felizmente y sacó una pequeña libreta de notas. Era una libreta que captó mi atención, muy curiosa, la tapa estaba hecha de hojas unidas entre sí formando una capa muy gorda, las páginas estaban cosidas con una cuerda que se emplea para la fabricación de los embutidos.


-Vamos a ver, ¿qué quieren estos mozos? Vaya mochilas más grandes que lleváis, se ve que sois montañeros natos. Aprovechad ahora, que cuando lleguéis a mi edad como mucho podréis subir las escaleras de casa.- Le sonreí, parecía un hombre con miles de historias para contar. Pretendía encargarle mi consumición cuando, nada más abrir la boca, el hombre continuó su intervención.- Pero no os penséis cosas equivocadas eh, a mí me encantaba la montaña, de hecho me sigue encantando. El problema es mi limitación física, ¡Ay!, los años…-Miré hacia Adelaida, se estaba riendo, miré también a Derek y Adriana, que la estaban acompañando. Abrí la boca para intentar nuevamente pedir mi bebida, pero no pude.- Cómo me gustaría volver a ver de vez en cuando un rebeco o un par de cabras montesas. De cerca, claro.-


No estaba en absoluto molesto con el hombre, me hacía gracia de alguna manera esa situación, muy común en un ambiente pueblerino como ese. Pero esa risa me traicionó y se convirtió en una risa de tono lo suficientemente elevado como para que el hombre se diese cuenta de su motivo.


-¡Madre mía! Lo siento chaval, tengo la lengua muy larga y como me empiece a enrollar no paro, es lo que tiene ser tan viejo, que tienes mucho tiempo para hablar, entonces lo hago mucho, hablo mucho, además es que me encanta. Venga, al tema,  ¿qué queréis beber? Tenemos mucho para escoger, y parte es de fabricación propia.-El hombre sacó un trozo de papel muy arrugado de la parte trasera de su libreta de anotaciones.- Mirad tenemos zumo de naranja, si os apetece uno me dirijo ahora mismo hacia la huerta y recojo un par de naranjas, lo mejor es lo natural, ¿o no? Tenemos también zumos de más frutas, de manzana, de melocotón, de fresa, tenemos también mosto, y este último que ha hecho mi hermano está buenísimo.


-¿Tenéis café?- Pregunté- Sí, claro. Mira, tenemos café Espresso, café Espresso Macchiato, Espresso con Panna, café Latte, Flat White, aunque no es un café que reciba buenas críticas se lo advierto, café Breve, Mocha, Americano…Ah sí, y también el Capuccino de siempre. Luego preparamos nosotros mismos, con un café que trae mi hermano de Portugal  un carajillo que está para irse a la tumba voluntariamente. Es increíble las auténticas tonterías que se hacen con el café, y mira qué complicaciones para ponerle nombre a una bebida que no se consume en más de diez minutos… A no ser que pase, como pasa muchas veces, el caso del hombre o la mujer, o los amigos, o quienes sean que vienen aquí a pasar el rato y a cotillear, y están con un maldito café que les dura toda la tarde.- Era increíble qué labia tenía aquel hombre, pero cierto es que en todo tenía razón.


-¿Me puede poner un café con hielo? El café que no tenga leche si puede ser.- Pensaba y me imaginaba la sonrisa pícara que debía tener Adelaida a mi lado, sabía perfectamente que  yo nunca he bebido café, que no me gusta el café. Pero, después de todo aquello dicho por el hombre me sentí obligado por mi conciencia a pedir un café.


-Me temo que no va a ser posible chaval, se nos estropeó ayer el congelador y no tenemos hielo, es una avería que no pensábamos que nos fuera a perjudicar mucho ahora que estamos en invierno. Si es que a esto se le puede llamar invierno, por Dios, si no ha nevado nada de nada aún, solo hay un poco de nieve en las zonas altas de la montaña. Si llegase a nevar como ha nevado siempre sobre estas fechas no había tanto guiri ni tanto amateur por la montaña.


-Pues sí, eso pensé yo nada más llegar aquí.


-¿En la máquina de hielo?- El hombre rió para sí mismo y tras él también lo hicimos todos nosotros.- Bueno, ¿entonces qué quieres tomar?


-Ponme un zumo de naranja de ese que dices que exprimís vosotros.-


-Por supuesto, a ver…- Dijo con la tapa de un bolígrafo en la boca mientras apuntaba- Zumo de naranja, vale, ¿y tú?- Le hizo un gesto a Adelaida.


-¿Tenéis infusiones?


-Sí, claro. Mira, tengo además muchas clases, a ver, a ver… Tenemos Menta Poleo, tenemos Tila, tenemos también Manzanilla, Melisa, Té, Hinojo, Tomillo, Boldo, Salvia, Romero…-


-Póngame una Valeriana si tiene, por favor.-Adelaida sonrió.


-Problemas de insomnio, ¿eh? Te digo de antemano que esta Valeriana es mejor que otras y te hará dormir muy relajada.


-Eso espero últimamente me cuesta un poco dormir.- El camarero se retiró a por nuestras consumiciones. Me llamó la atención verdaderamente su talento para el habla, me empecé a imaginar a aquel camarero vestido de juglar de la Europa Medieval recitando hazañas en medio de una plaza. Sería el mejor juglar que habría habido nunca. Aunque, en realidad, no le había oído contar ninguna historia.

1 comentario:

  1. Vaya, ya tardaba la tercera entrega...
    Me alegra ver que sigues, llegué a creer que la habías dejado. 8)

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