Lliteratura

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Les hestories pequeñes son les úniques que pues lleer milenta vegaes...

martes, septiembre 20

"Un millón de gotas de agua forman el vaho"

Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído.



Seleccioné en mi teléfono móvil el reproductor automático de música, con una selección de mis temas favoritos. Un poco de todo, rock&roll clásico, algo de heavy metal. Los contrastes van conmigo, tras los temas que os he dicho, seleccioné el último disco de pop que me había regalado mi madre, ¿El grupo?, ¿Qué importa?
Lo que no estaba en mis planes era la absoluta tontería de escoger un par de canciones de amor que al final solo me harían sentir peor. Canciones tristes que te amargan más, y canciones de amor que solo consiguen hacerte pensar en si de verdad eso existe o no es más que una tontería, o quizás un invento comercial de los cantantes para ganar más dinero con la venta de sus discos.
Apoyé el teléfono en la encimera del tocador del baño, doblé una toalla y la posé sobre el inodoro, la otra la estiré sobre el suelo. Me despojé de toda la ropa que abrigaba mi cuerpo y giré la llave hacia el lado del agua caliente, regulándola hasta que la temperatura fuese la idónea para calentar mi piel.
El jabón y el suave forro aterciopelado de la esponja recorrían cada centímetro de mi figura, dando a la vez sobre mi piel un masaje que me haría sentir una persona acabada de nacer.
Cerré el grifo y el agua paró de correr sobre la bañera, los azules de la pared empezaron, en cuestión de pocos segundos, a empañarse, a ser cubiertos por un vapor de agua muy fino. Veía reflejada mi silueta, pero estaba completamente distorsionada, se distinguían algunos colores, pero ni una sola forma. Lo único que me llamó la atención fue el ver una sombra más oscura y más voluminosa detrás de la que parecía la mía.
Con mi mano, aún húmeda, toqué la pared y arrastré mi palma junto con mis dedos para apartar el vaho y, pude ver. Lo vi.  Ahí vi su reflejo, su cara, sus preciosos ojos negros. Y esperé, esperé a que mi imaginación dejase de jugarme aquella mala pasada y esa maravilla que conmigo se reflejaba, desapareciese.
El vaho volvió a cubrir en poco tiempo toda la pared cuando, noté algo rozándome la espalda. Al principio me asustó, pero me di la vuelta. Allí estaba él.

1 comentario:

  1. Dile a ese degenerado que salga del baño. Por lo demás, la historia es preciosa y la forma de contarla más y quien la cuenta, ¡ni te cuento! Besos.

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